jueves, 19 de marzo de 2015

Confesiones al amor de mi vida.

Te escribo poemas en mi mente cuando hacemos el amor.
Me muero de ansiedad por volver a casa y verte,
y al despertar... cada día es sorprendente que estés a mi lado.
Todo abrazo es tan hermoso como el primero.
Tu piel es la seda más suave jamás creada.
Lo primero que vi de vos fueron tus labios,
que siempre fueron cuidadosos en su forma y en sus palabras.
El mundo piensa que sos distante,
y él no se da cuenta lo tierno que es tu corazón.
Me gusta aprender sobre las cosas que te gustan para escucharte hablar.
Cada vez que te hago reír me siento la mujer más revolucionaria del mundo.
Suelo pensar en vos cuando no estás conmigo y seguirte amando,
plasmarte en cada trazo, y en cada color.
Sos la razón por la que más veces me sentí agradecida de vivir en esta tierra.
Cuando no estás en la cama duermo de tu lado.
Cuando estás en la cama también duermo de tu lado.
Amo que me confrontes con lo peor de mí,
siempre me ayudas a cambiar.
Admiro tu capacidad para perdonar.
Haces que el cielo no parezca tan lejano.
Quedo anonadada cada vez que percibo la cercanía con la que le hablas a Dios.
Me construye que nunca te confabulas conmigo cuando estoy enemistada con alguien más.
Siempre buscas la paz,
y si no lo hacés otra vez aprendo sobre tu humildad cuando pedís perdón.
Si pudiera vivir dos vidas las viviría con vos.