jueves, 7 de septiembre de 2017

Mala Suerte

Todo empezó en septiembre del año pasado cuando el abogado administrador del departamento donde vivo decidió renovarme contrato sólo por un año. Era la primera vez en mi vida que renovaba un contrato por mí misma y estaba cansada del ruido de la avenida que me ha hecho olvidar que mi respiración tiene sonido propio. Así que a conciencia acepté la estafa. Renovación por un año.

Un año después, septiembre del 2017 decidimos irnos. La mañana de hoy decido mandar currículums para aprovechar el tiempo antes de ir a ver el contrato del nuevo departamento mientras la nena que cuido desayunaba. En eso, encontré el mejor aviso del mundo. Atención al cliente a través de redes sociales. "¡Esto es lo mío!", me dije, y lo mandé (y un par de currículums más ya que estaba).

Minutos después estaba en la inmobiliaria leyendo el contrato bajo la mirada de tres agentes inmobiliarias que no tenían otros clientes que atender. La nena conmigo, pidiéndome que la vea jugar con su muñeco y una llamada telefónica.

Número oculto. Podría ser publicidad, podría ser un trabajo. Atiendo.
- ¿Hablo con Ginette?. -Si dicen mi nombre, publicidad no es, debe ser un trabajo o la tarjeta de crédito.
- Sí, soy yo.
- Te llamo porque recibimos un currículum a través de la página x, para x empresa. -Revolviendo mi mente, el contrato, la nena, los currículums. ¿Cuál de todos será?
- Ehh, sí sí. -¡Ay, no! ¡Es el que mandé hoy! Ojalá me pregunte si puedo hablar.
- Te quería preguntar por qué te gustaría trabajar en este lugar -Y el contrato, las tres agentes, la nena, el teléfono, mi mamá aparece por la puerta diciéndome que es mala educación hablar por teléfono mientras estás con otra persona. No mentira, no aparece mi mamá, pero sí las culpas que aprendí de ella.
- Ehhh, disculpá. ¿Te podría pedir que me llames en 20 minutos? Estoy justo en el medio de un trámite.

Y ya pasó una hora y media. Los minutos crecen justo con mi frustración. La culpa la tiene el viejo de mi anterior departamento que me renovó el departamento por un año (cosas de la vida en realidad). Yo no tendría que haber estado ocupada para atenderte, pero así fue y si por esas hermosísimas casualidades de mi vida te ponés a leer mi blog llamame y regalame una nueva ilusión.

A mí me gusta cambiar los días para bien, ¿querés cambiar mi día?

Saluda Atte. Gini.

P.D.: Para los otros fantasmales lectores de este blog, esta es una publicación extraña, lo sé, pero bueno. Son los intentos desesperados de una argentina del 2017.