jueves, 28 de enero de 2016

Realidad

Hace poco soñé con vos. No en el mejor de los contextos.
Mi fatal carnalidad estaba a punto de lastimarte, cuando de repente la gran tentación afirmó: "Nadie te está obligando. ¿Vos querés?"
Y en ese momento recordé los motores de mi existencia, los cuales son reales. No, no quiero y fin del sueño, y cuando desperté ahí estabas. Tan real como al Dios al que a veces le doy la espalda por cosas que no existen, falsas y solubles como una mala oferta en un sueño liviano.
Y ahí estabas, exhalando toda tu humanidad por la nariz mientras deseabas soñar con Dios, como todas las noches. Recordándome que la vida es como una pintura, que no es más que el reflejo de algo más real que nosotros mismos.