domingo, 30 de mayo de 2010

Intruso.

Es casi como un ritual que se repite todos los días.
Me acuesto a dormir, practicamente abrazando a mi cama, agradeciéndole que sea tan cómoda, tan mía, tan calentita. Me acurruco en mi cama amándola, recordando la paciencia que me tiene cada noche cuando me escucha con los sentimientos revuetos.
Entonces me sumergo en su mundo de silencio, es un mar que absorbe todos los sonidos y ruidos molestos. Me lleva a navegar por lugares de paz, de melodías angelicales y sueños de un mundo ideal.
En el momento culminante de felicidad de mis hermosos sueños, de repente escucho la voz de un intruso que dice: Gini, despertate.
-Seguramente es la voz de mi subconciente que me avisa que ya es de día. -Pienso, y sin darle importancia al intruso, sigo soñando...
De repente, mientras descanso en una playa del caribe, me asusta un estruendo, una luz me enceguece y la misma voz, con gran potencia me habla muy enojada: ¡Ginette, hace media hora te dije que te levantaras!

Gini Beutel

viernes, 28 de mayo de 2010

No sabes quién soy yo.

Te comprometiste por simpatía familiar; me sonries, pero tu me odias a mis espaldas, te abro mis brazos y corres detrás de algo más, pero sientes que hasta la soledad te rechaza.
Un espectáculo me vas a montar, y hoy me vienes a cantar, mas sólo veo labios que se mueven con un corazón helado.
Tú no sabes del amor, tampoco sabes quién soy yo. No digas que tu vida me darás si a eso nunca lo harás.
Ya están las cartas sobre la mesa; ahora puedes decidir si a tus días conmigo los quieres compartir o si retornarás a las mentiras de tu pobre vida.
Qué dulce es el vacío que con vacíos buscas llenar. Qué placentera es la sobervia con la que me vienes a negar.
Sé que mueres de verguenza cuando se acaba mi paciencia.
Tú no sabes del amor, tampoco sabes quién soy yo. No digas que tu vida me darás si a eso nunca lo harás.

Alguien en la cabeza de Gini Beutel.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Pendiendo

El sonido estridente del silencio matutino me produce mareo. Miradas conocidas prolongan sus parpadeos, no logro ver hacia el interior, estoy en terreno desconocido.
La certezas se disipan cuando las teorías se rompen, cuando la verdad propia no es suficiente.
Entonces el suelo parece caerse, cuelgo de una rama flotando, haciendo de cuenta que puedo volar.
Las olas rompen hasta a la tormenta, la ruta se llena de niebla.
El calendario se entrega a una rutina hipócrita; los días pierden, junto con su personalidad, sus nombres.
El calor de los brazos me dan frío, el sol se nubla, las nubes se esfuman, las sonrizas se enojan.
Todo parece tan confuso... lo único que se salva de esta bola de mugre es la luna que cuelga del cielo; la misma luna que podemos ver los dos desde las ramas.

Gini B.

lunes, 24 de mayo de 2010

Mi Niño.

Niño bueno
te han herido,
mas hoy eres un hombre
que ha sobrevivido.
Deja al tiempo
en su lecho,
decarga de tu espalda
a un hecho muerto
que la vida no se va
sin dar una oportunidad
para que aprendas a amar.

Se que duele
tu proceso,
y aunque eres alto
tu te sientes tan pequeño,
pero mira en el espejo
resplandece la belleza
de un ser eterno
que le queda mucho más
por transitar.

No duermas con la soledad,
recuerda que yo estoy contigo
y aunque te sientas muy perdido,
en mí puedes confiar.
Sé que lo lograrás
mi niño bueno.

Gini Beutel

sábado, 22 de mayo de 2010

Lienzo Manchado.


Con suaves trazos trato de imitar los contornos que mis yemas recorrieron aquel día. Los pinto de melancolía, de esperanza, de desolación, de enojo, de optimismo. Repaso las sombras, intensifico las luces. Cada detalle en el que me enfoco me transporta al momento mismo, y es como revivirlo. Lo pinto desde mil perspectivas con cien puntos de fugas diferentes, lo revivo mil cien veces más.

Nunca se va... nunca se va...

Y el reloj marca las 2 menos 10; las agujas le apuntan a mi cara, la que marca los segundos me desafía, con sutileza me perfora los oídos. El pincel me amenaza con una una rebeldía. Hoy quiere salirse de mi estandar.

Nada lo controlo... nada...

El lienzo enloquece, la composición se desequilibra, los colores se mezclan y se ríen de mis estructuras.
La pintura se auto destruye, el reloj se congela, el pincel se me escapa.

 Mil cien veces fueron suficientes para el arte.

Gini Beutel


(El hombre de la imagen es Jackson Pollock).

jueves, 20 de mayo de 2010

Está Fácil.

- Hola, Alejandro.
- Hola, Ginette.
- Disculpá, no te entendí.
- Ginette.
- Ay perdón...
- Gini, me llamo Gini.
- ¿Apellido?
- Beutel.
- ¿Cómo?, ¿podrías deletrarlo?
- Es como suena... No importa, sin apellido nomás.

domingo, 16 de mayo de 2010

Vos En Mí.


Lo mejor de mí sos vos.

Mis virtudes se concentran en el hecho de tenerte.

Mi corazón late porque estás en él.

Vivo porque te respiro en el aire.

Siento fe cuando miro con tus ojos.

Tus ojos me salvan de mis tropiezos.

Soy feliz porque caminamos de la mano.

Mis palabras son acertadas cuando pienso en lo que vos me dirías.

Siento amor cuando recuerdo que fuiste capaz de amarme.

Si anotara en un papel lo bueno de mí, resumiría todo en vos.

Gini Beutel

Obra Incompleta.

Seis días a la semana soy feliz.
Por seis días mi esfuerzo rinde frutos. Permanezco en pie, erguida, me siento fuerte y renovada.
Por seis días estoy complacida con la persona que se está formando por dentro de mí.
Por seis días el mundo está lleno de colores, futuro y optimismo.
Por seis días vuelco mis ojos en el cielo y el piso se esfuma entre los trazos de mi imaginación.
Durante seis días mi vida tiene alas, mis noches están llenas de luz y los días son hermosas promesas de un mejor por venir.
Durante seis días lo malo se desvanece, lo bueno prevalece y las sonrisas se convierten en una manía.
Seis días trabajo construyéndome. En el séptimo día descanso mirando la obra de la semana y encuentro desperfectos en ella. Me faltó lo fundamental. Me faltó que estés vos.

viernes, 14 de mayo de 2010

¡No, videncia no!

 -Hola, quiero una sesión completa. Lo más que pueda ver, no importa el costo.
-¿Está segura de eso? A veces puede ser impactante conocer todo lo que usted quiere.
- Estoy segura.
- Bueno, espere que pueda hacer conexión con su futuro... veo una casa pequeña, muy vieja. Usted vivie ahí con su familia... Entra su esposo. Sí, está borracho, tiene un problema con la bebida... Su panza parece estar hinchada... ahhh, usted está embarazada. Él le grita a usted, ahora le pega. Veo que su ropa tiene varios años... Sus dos hijos están muy tristes; a menudo quieren quitarse la vida.
- ¡Espere! No vé nada bueno?
- Cobro caro por decir lo que veo, no lo que quiere oír.
- Uhhh, ¡¿para qué vine?! No sé en qué me ayuda saber todo esto.

Gini Beutel

martes, 11 de mayo de 2010

El Sonido del silencio.

¿Te acordás la primera vez que cantamos juntos?
La vida de la ciudad era tan acelerada; admito que me atraían las luces nocturnas en la zona céntrica y el ritmo apurado de las canciones de fiesta que me daban la falsa sensación de euforia, olvidando por un segundo mi soledad.
A donde quiera que iba estaba rodeada de ruidos. Me distraían de mis pensamientos, y eso me hacía sentir bien temporalmente... hasta que me acostaba a dormir. La ciudad acallaba, pero mi cabeza estallaba de tanta información. No tenía el silencio ni el tiempo suficiente para entablar una conversación pasable con vos.
Era todo tan inquieto, tan rápido y descontrolado, que por momentos me olvidaba de quién era yo, quién eras vos, y cómo eran nuestras voces al unísono.
Todos me decían qué debía hacer con mi vida ¡Y eran tantas las ideas que me daban que me olvidaba de lo que yo quería!
Las publicidades estaban por doquier; pequeños lavados de cabeza que surten efecto con la repetición y la constancia. Cada negocio de ropa, cada canal de televisión, las revistas, los libros, y la gente misma marcaban ideales en mí.
Así que la ciudad me dictaba cómo debía ser, a quién escuchar, cómo hacer esto, cómo hacer lo otro...
Ruido, ruido y más ruido...
Me sofoqué, renuncié y me fui.
Lo primero que me llamó la atención de este lugar fue el silencio. Era tan hermoso que me resultó abrumador; nunca había escuchado tanto silencio junto. Luego recordé que había olvidado mi voz, así que largué un sonido medio contraido de mi garganta por lo poco acostumbrada que estaba a usarla.
Y cuando cantaste fue el minuto más luminoso de mi vida. Había tanta potencia en tu sonido, tus palabras se oían con más claridad que nunca. Escucharte cantar me elevaba por los aires, mis pies parecían despegarse del suelo y hasta las nubes parecían acompañar al movimiento de tu música.
En ese momento fue que salvaste mi vida. Me invitaste a cantar con vos, aunque yo creía que no era capaz de entonar a tu par.
Cantar con vos me dió alas y siempre voy a estar complacida con la decisión que tomé en la ciudad, al renunciar al ruido y unirme en el silencio a tus melodías. Por fin puedo oir sin distracciones tus canciones, y cuando canto a dúo con vos, mi cuerpo vuela junto con mi voz y soy libre.
Gini Beutel .

miércoles, 5 de mayo de 2010

Colores Sobre El Gris.

Hoy caminaba por una avenida muy ruidosa, llena de cemento, personas apuradas y autos. 
Rescataba la cantidad de árboles que se elevaban a lo alto a la par de los edificios.
Sus gamas de verdes rompían con el gris de la ciudad, sus hojas le daban textura a los rayos del sol. El viento los hacía bailar a un ritmo lento y el choque de las ramas formaba una dulce melodía de paz. Detrás de los árboles, un cielo de un celeste puro y unas nubes cortadas con tijeras que formaban ondas que se asemejaban a las del mar. 
Y comprendí que...
Sin el gris de la ciudad, quizás no apreciaría lo hermoso de los árboles.
Sin el frío del invierno no disfrutaría del calor del verano.
Sin pasar por intensas soledades no valoraría una buena compañía.
Sin la tristeza y el dolor, no sabría lo que es la felicidad.
Sin heridas, no me serían reconfortables los abrazos.
Sin cansancio no hay cama ni sueños.
Sin esfuerzo no hay frutos, ni satisfacción.
Sin Dios no hay nada.
Gini Beutel.

martes, 4 de mayo de 2010

Sentidos que Duelen

Me duele el pecho al sentir.
Me arden los ojos al ver.
Me zumban los oidos al escuchar.
De todos mis sentidos me debo apartar si de verdad quiero vivir.

Amame.

¿Por qué me limitas la entrada a tu vida?
¿Por qué me impones horarios para hablarte?
¿Por qué me ignoras cuando te estoy llamando y luego dices "ven a mí" como si no estuviera?
¿Por qué te averguenzas de mí si yo te amo tanto?
¿Qué te hace pensar que tu indiferencia no hiere mi corazón?
¿Cuántas pruebas más necesitas para saber que siempre estaré a tu lado?
No quiero que me ames con tus labios, 
quiero que me ames con tu vida.
No me dés la espalda cuando te susurro al oido.
No busques mis brazos sólo para llorar,
yo quiero reir contigo.
Déjame ser tu vida, así como eres la mía.

Alguien en la cabeza de Gini Beutel.