domingo, 30 de mayo de 2010

Intruso.

Es casi como un ritual que se repite todos los días.
Me acuesto a dormir, practicamente abrazando a mi cama, agradeciéndole que sea tan cómoda, tan mía, tan calentita. Me acurruco en mi cama amándola, recordando la paciencia que me tiene cada noche cuando me escucha con los sentimientos revuetos.
Entonces me sumergo en su mundo de silencio, es un mar que absorbe todos los sonidos y ruidos molestos. Me lleva a navegar por lugares de paz, de melodías angelicales y sueños de un mundo ideal.
En el momento culminante de felicidad de mis hermosos sueños, de repente escucho la voz de un intruso que dice: Gini, despertate.
-Seguramente es la voz de mi subconciente que me avisa que ya es de día. -Pienso, y sin darle importancia al intruso, sigo soñando...
De repente, mientras descanso en una playa del caribe, me asusta un estruendo, una luz me enceguece y la misma voz, con gran potencia me habla muy enojada: ¡Ginette, hace media hora te dije que te levantaras!

Gini Beutel

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