viernes, 12 de septiembre de 2008

Yo Soy Peter

Era un Barsucho de mala muerte, en uno de los barrios más turbios de la ciudad.
El ambiente sórdido parecía extraído de una novela policial de la serie negra.
Un pianista borracho y ojeroso golpeaba un blues aburrido, en un ricón que apenas se divisaba entre la poca luz y el humo de cigarrillos apestosos.
De repente la puerta de abrió de una patada. El pianista cesó de toca y todas las miradas se dirigieron a la puerta.
Era una especie de gigante lleno de músculos que se le escapaban de su remera, con tatuajes en sus brazos de herrero.
Una terrible cicatriz en la mejilla le dabaaún más fiereza a su cara de expresión terrible.
Con una voz que helaba la sangre gritó:
-¿Quién es Peter?
Un silencio dneso y terrorífico se instaló en el bar.
El gigante avanzó dos pasos, agarro una silla y la arrojó contra un espejo.
-¿Quién es Peter?- Volvió a preguntar.
De una mesa laterral, un pequeño hombrecitode anteojos corrió su silla, sin hacer ruido caminó hacia el gigantón, con voz casi inaudible, susurró:
-Yo... yo soy Peter.
-Ah, vos sos Peter, yo soy Jack, ¡hijo de...!
Con una sola mano lo levantó en el aire y lo arrójo contra un espejo. Lo levantó y le pegó dos cachetadas que parecía que le arrancarían la cabeza. Después le aplastó los anteojos. Le destrozó la ropa y por último, lo tiró al piso y le saltó sobre el estómago.
Un pequeño hilo de sangre empezó a brotar de la comisura de la boca del hombrecito, quedó tirado en el piso semiinconciente.
El gigantón se acercó a la puerta de salida y antes de irse, dijo:
-Nadie se buerle de mi, nadie!!! -Y se fue.
Apenas la puerta se cerró, dos o tres hombres se acercaron a levantar a la víctima de la golpiza. Lo sentaron, le acercaron un whisky.
El hombrecito se limpió la sangre de la boca y empezó a reirse. Primero suavemente y después, a carcajadas.
La gente lo miró sorprendida.
¿Los golpes los habían dejado loco?
-Ustedes no entienden -dijo, y siguió riendo -Yo sí me burlé de ese idiota...
Lo otros no podían evitar la curiosidad y lo llenaron de preguntas:
¿Cuándo?
¿Cómo?
¿Con una mina?
¿Por guita?
¿Qué le hiciste?
¿Lo mandaste preso?
El hombre siguió riendo.
-No, no. ¡Yo me burlé de ese estúpido ahora, delante de todos. Porque yo... ja ja ja... yo...
...Yo no soy Peter!


Jorge Bucay

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