sábado, 28 de agosto de 2010

Quinta Alternativa

Acá estoy, desesperada, impotente ante mi vulnerabilidad. El silencio como el mejor oyente y consejero me repite lo de siempre, que sea sincera conmigo misma, y tiene razón, lo admito, soy débil y estoy desvalida.

Dos calles que se cruzan en una misma esquina, cuatro posibles rumbos son demasiados. No sé hacia dónde ir y la estadía en esta cueva me desgasta lentamente, siento que mi esencia se marchita... ¿Dónde estás?

Parada ahí, en ese cruce de calles perpendiculares pensé en una quinta alternativa: el cielo, y delirante, sofocada de realidad estiraba mis brazos hacia arriba como si así le quitara peso al cuerpo, como si de esa manera pudiera volar y acercarme a tu corazón.

Quiero oír tus latidos, que ese sea el único sonido. Quiero morir viendo tus ojos, los únicos que me miran con verdadero amor. Quiero echarme en tu regazo y que me envuelvan tus brazos. Ojalá esta noche pudiera tocarte las manos al señalar una estrella, y que mientras tu paz me llene de fuerzas que el tiempo me espere sentado junto al silencio en la esquina.

Gini Beutel.

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