jueves, 21 de julio de 2016

Quebrado

Hay ciertas palabras que nos generan una atracción indefinible. Tal vez por el sonido de su pronunciación, porque son difíciles de aplicar a la vida cotidiana o simplemente porque nos atraviesan de una manera particular.
Estas son mis tres palabras y cada una de ellas representa uno de los tipo de atracción que me produce:
Metamorfosis.
Holograma.
Quebrado.
Pero la que más me atrae es la palabra "quebrado". Es una palabra fuerte. Su pronunciación alude a la quebradura misma sobre todo en la "b". No es difícil de aplicar, pero sólo es aplicable a situaciones particulares como "se quebró la pierna". Aún así no utilizaríamos la palabra "quebrar" para cualquier tipo de rompimiento. Nadie sería capaz de decir que una hoja se quebró. Tampoco utilizamos muy seguido la palabra "quebrar" en las relaciones personales. Diríamos más bien que hubo una separación. La separación se refiere a dos objetos distintos que estaban unidos y algo los despegó. La palabra "quebradura", por otro lado, dice por sí misma que lo que se rompió era un solo organismo. No era frágil como una hoja que se rompe ejerciendo un leve movimiento opuesto entre ambas manos (o pies en el caso de no tener manos), pero tampoco era algo muy sólido que  se rompió por sí mismo, sino que una fuerza o presión externa recayó sobre él para que la quebradura sucediera. Así que simplemente estamos hablando de huesos.
A pesar de todo, aunque los huesos no sean frágiles en la mayoría de los casos, sí suelen quebrarse por estupideces del destino. Por ejemplo, mi papá tuvo dos quebraduras en sólo cinco años. Una fue en los dedos del pie, caminando, y la otra en un tobillo podando un árbol, y aunque podar un árbol podría significar caerse de él no fue lo que le sucedió a mi viejo. Él estaba sólo a un par de centímetros del piso. Fue suficiente el hecho de poner el pie en una mala posición al volver a una postura neutral para que la quebradura se diera.
Por eso es que últimamente pienso que los seres humanos deberíamos tener una nueva denominación:
Los quebrados.
Cuando nacemos venimos al mundo con una mente abierta para recibir lo que la vida nos depare. No somos frágiles, pero sí fáciles de romper. Así como el tan puro amor maternal puede generar un vínculo simbiótico que quiebre la saludable conformación de nuestra personalidad, el abuso, la violencia, la soledad, la indiferencia, la incomprensión, el odio, el rencor nos quiebran por dentro.
Es el gran "bienvenido" que el mundo tiene preparado para nosotros. No sé si existe otra especie en la tierra que tenga un encuentro tan cercano con el pecado y sus frutos.
Sin embargo hay algo más que me gustan de las quebraduras: Los rigurosos ejercicios que se practican en artes marciales golpeando maderas con las manos forman microquebraduras que ciertamente vuelven a la mano más fuerte, ya que alrededor de dicha quebradura se produce una calcificación que es más eficiente que una soldadura metálica. Las soldaduras se pueden volver a romper, el hueso no, por lo menos no en el mismo lugar.
Con esto no estoy diciendo en lo absoluto "lo que no te mata te fortalece". Durante mucho tiempo esa fue mi filosofía de vida, pero lo que realmente deseaba expresar era "¡donde sea que esté eso que tenga el poder de matarme, que aparezca de una vez!".
Lo que no te mata te fortalece, no. Sí te mata. Te mata por dentro. Te quiebra, y te toca la quebradura. Te quiebra al costado de la quebradura. Te recuerda el dolor y te quiebra de nuevo y vos estás tirado en el suelo (en el suelo de la mente a veces) esperando terminar de desangrarte, tomándote una pepa para olvidarte que te duele, y duele mucho.
Quebrado es el estado natural del ser humano.
Sanado es el estado del ser humano natural que, luego de haber sido quebrado, se encuentra con Dios.


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