jueves, 18 de marzo de 2010

Razón de Mil Quejas.

Cada día siento una comezón inquietante.
No puedo olvidar que me molesta, que está ahí.
Perdura  en el tiempo, crece, me canso en vano buscando una cura que ya conozco, sólo que no creo que esté a mi alcance.
Se me hace insoportable. Por momentos pienso en cambirame de piel, pero el costo es muy alto. La comezón es persistente, me quiere dificultar la existencia. 
Las cosas refrescantes me tranquilizan por breves momentos, y luego empeora.
Le mandé una nota a una famacéutica rogándoles que fabricaran el antídoto para mi enfermedad. Lo hicieron y ví en las farmacias carteles diciendo: "Lo que usted necesita está agotado".
Ahora debo aprender a convivir con mi comezón, y espero que en algún momento se funda en mi ser y deje de notarlo.

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