domingo, 14 de octubre de 2012

Manos y Manchas.

Una vez escribí acerca de lo mucho que te quería y te admiraba. Cuando lo leíste me dijiste que tenga cuidado porque te estaba idealizando.

Sí,... tenías razón.

Tu carácter está cargado con las características de nuestra raza. Es inevitable que seas sobre protectora y cada tanto disfrutes de ese natural sentido de la manipulación. De todas formas no te culpo, a veces es la única forma que tenés para sacarnos un "perdón" o "te quiero".
Todos tenemos que aprender.

Pero hay algo en vos que es indiscutible. "Mujeres en vía de extinción", decía la tía Juri, porque tus manos están cargadas de una belleza tosca que hoy aprendo a valorar.
Te duelen las articulaciones de vez en cuando, y tus uñas casi nunca están pintadas. Incluso sueles tener la piel lastimada como yo.
Son las manos del trabajo, del esfuerzo, la generosidad y la buena voluntad. El corazón te late en las manos.
Tu crema es el aceite de cocina y la manteca, tus esmaltes son los acrílicos y los óleos.
Sos feliz si alguien te mira con ridiculez y descubrís que tenés una mancha de pintura en la cara. Estás orgullosa de tu locura, pues después de tanto tiempo ya es difícil de ocultar, y siempre en algún momento detrás de la risa los ojos se te llenan de lágrimas.

Ya corté el cordón umbilical, ahora soy libre para mirarte. Más allá de nuestros errores, amarte. Y hoy estoy feliz porque sé que mucho de vos está en mí y que mis manos (y las manchas de pintura) se van a parecer cada día más a las tuyas.

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