viernes, 17 de diciembre de 2010

Inmerecidamente

Esto que estoy haciendo me va a ayudar a ganar... me lo merezco.

Y en ese mismo instante los ví. El rey en su trono, y su hijo, el príncipe a su lado.

Esa imagen sublime derritió mi pensamiento inicial... Es que en realidad las coronas no se ganan, se heredan.

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