jueves, 24 de septiembre de 2009

Un Largo Sueño



Siempre me acuerdo de ese día en que decidí quedarme sola pensado.


Te dije que necesitaba mi espacio, que continuáramos por un tiempo con nuestras vidas para poder aclarar mi mente.


Me quedé en una plaza intranscurrida, era ideal para acostarme a dormir y consultar lo que sentía mi corazón en contacto con la tierra.


Pasé el día contemplando el sol, llegó la noche y observaba las estrellas, la inmensidad del cielo. Era tan hermoso, parecía increible la realidad, lo cotidiano se volvía como de ciencia ficción ante mis ojos.


Entre tanta paz el sueño llegó y yo ni cuenta me dí de que tenía que regresar a casa. Así que pasé la noche en la plazita, esa que estaba olvidada y alejada de todo el ruido. Pensaba en vos, mañana iría a verte para contarte que iba bien, pero mi sueño se hizo profundo, el suelo se volvió más cómodo que mi propia cama y las horas pasaron. Ni siquiera percibí que ya había salido el sol, y como nadie andaba por ese lugar, no tuve a alguien que me despertara, nadie sabía donde yo estaba y seguí durmiendo.


Dormí un día, dos, pasó una semana, un mes, 6 meses, y mi mente todavía se encontraba en el quinto sueño.


Mientras dormía mi cuerpo erosionaba el suelo cada vez que me daba vuelta para acomodarme, y sin darme cuenta fui cabando un pozo.


Los días pasaron y mi propio estómago me despertó. Tenía hambre, hacía mucho que no comía. Cuando abrí los ojos me dí cuenta que durante todo ese tiempo había estado cabando la tierra, de tal manera que me encontraba en mi propia tumba.

Y todo empezó por querer estar sola y alejarme un ratito de vos.

Ginette Beutel.

4 comentarios:

Nelson Lastiri dijo...

Bravo







nel

Anónimo dijo...

awww demaciado genial me encata tu blog !!

Anónimo dijo...

zarpado el cuento gini...
muy bueno...tnes q escribir mass

CON

Anónimo dijo...

alto cuento ginni,
pego banda