viernes, 25 de diciembre de 2009

Álbum Mental

El martes pasado, despidiéndonos con unas amigas para que cada una siguiera su camino, nos reíamos recordando la odisea que tuvimos que enfrentar antes de encontrarnos, y de repente, matando nuestra alegría, metiéndose como un estúpido comedido, empezó a sonar una música al fondo de nuestra conversación. Una música deprimente con esas flautas desafinadas y un ritmo monótono y apagado. Sin que nos diéramos cuenta, esa melodía deprimente, hizo que nos pusiéramos "profundas" y casi empezamos a hacer el balance anual en el  medio del camino, interrumpiendo el paso a las personas que pasaban por ahí.

-¡Este año estuvo mortal!... Aunque tuve mis momentos.
-Nooo... Para mí éste fue un año de &@$#. Lo bueno es que siempre hubieron personas que me hicieron reir.

Y yo me quedé repasando en mi memoria los momentos significativos para mí.

Pasaron muchas cosas malas. Se me dificultó estar bien de ánimo algunas noches, y tuve muchos tipos de crisis, de esos que joden cuando uno se pone a pensar demasiado. Pero ninguna de esas cosas se me vinieron a la cabeza en ese momento. Me acordé de los abrazos, de los asados, de las noches en que comemos chocolate con mi mamá y nos reímos como si estuviéramos borrachas, de las sacadas de cuero al profesor de historia, de los consejos ocurrentes de una tía postiza, de las conversaciones desinhibidas con mis amigos, de las palabras que inventa mi hermano, de lo terrible que aparenta ser mi otro hermano, de mi cumpleaños, incluso me acordé de cosas que me hicieron sufrir, pero que al sanar me ayudaron a crecer en algún aspecto... amigos, familia, compañeros, vendedores ambulantes que se paran a hablar de la vida... etc, etc. Fue como tener un álbum de fotos en la cabeza. Y todos los espacios estaban llenos de buenos recuerdos.

Eso es porque los problemas son transitorios... ¿y quién quisiera tener una foto con cara de pobre infeliz en su álbum de fotos?







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